miércoles, 15 de abril de 2009

ESCRITOR POR PLACER NECESIDAD Y AMISTAD


Cuando estudias literatura en la UNAP o en cualquier universidad, es muy seguro que siempre al inicio de cada semestre nos pidan escribir cuentos, mitos, poemas, monografías, textos con todas sus clases y todo lo que tiene que ver con redacción. Y si a uno le gusta ese mundo, donde un papel en blanco y un lápiz se dejan dominar por nuestros deseos insaciables de escritor, donde podemos crear mundos y personajes fantásticos; si todo eso nos encanta de seguro que jamás desearemos dejar de estudiar literatura.
Pero existen excepciones, mucho mas acá en nuestra universidad, donde hay tantos jóvenes que se meten a estudiar una carrera universitaria, no por que les guste, sino, solo porque llegaron de casualidad o porque no tuvieron otra alternativa.
En mi salón pasa lo mimo, hay compañeros de quienes puedo asegurar, sin error a equivocarme, que sí van a completar sus cinco años y en un futuro muy cercano serán unos nuevos docentes de educación en la especialidad de lengua y literatura, a quienes veremos rindiendo sus exámenes, para ocupar una plaza vacante entre tantos maestros desempleados. Pero hay otro cierto grupo de compañeros, que poco a poco irán desertando – soy el primero del grupo.

A veces tengo el presentimiento de ser un escritor, siempre me dan ganas de pasarme la vida escribiendo sin nada más que hacer, aunque no siempre escriba algo coherente. Cada vez que tengo ese presentimiento, cojo cualquier hoja, la que tenga más cerca a mí y busco un lapicero para ponerme a escribir; aunque en ocasiones termine extraviando las hojas donde escribo. Otras veces logro conservarlas y luego tipearlas y guardarlas en mi laptop o en un USB.

Pero desde que logre ver que mis escritos son un buen negocio en mi facultad, porque los podía vender, comencé a guardarlos.







Y empecé entonces a negociar con mis cuentos, a cinco Luquitas nomas, y por primera vez tuve mi negocio propio; al inicio me gustaba todo eso, porque al día podía hacer mas de cuarenta soles, era un éxito eso de vender mis historias propias, de seguro que resultaba porque ellos se veían en cada historia, hasta a veces podían ser el personaje principal. Hasta que se enteraron las chicas de inicial, y también se volvieron mis caseritas, traían sus personajes infantiles para que yo les diera vida. No podía creer que eso de escribir a veces sea bueno. Por mi, no les cobraría nada, pero una amiga me dijo que si no cobro es posible que alguna vez termine sin inspiración, suena tonto, y como me convenía, pues siempre terminaba cobrando.


Pero hace como tres meses atrás que deje de ir a la universidad, y poco a poco el negocio fue decayendo. Hasta que se olvidaron un tiempo de mí.
Cuando creía que mi negocio trunco, que todo ya se fue a la desgracia y ya no volvería a ver ni un solo sol; aparecieron algunos de mis compañero en mi casa, pidiéndome que escribiera algo para ellos, porque el profesor del curso de carrera – castellano – los estaba exigiendo a que presenten sus trabajos. Mi compañero Walter estaba con ellos, cobrarle a el por escribir, sería injusto; el que esta pasando por tantos líos en estos momentos, embarazó a su chica y ahora tiene que motocarrear para mantenerse porque sus padres le quitaron todo, no puedo cobrarle, porque él, en las buenas me invito muchas veces a chupar de alma en el PORRON allá en la AV. La Marina. A el no le cobro, pero a los demás, debía cobrarles, pero no, por Walter, les hice gratis el trabajo de todos, solo por amistad.
Hace una semana deje oficialmente la universidad, deje a la facultad que me abrigo por dos años consecutivos, allá en la Bermúdez donde aprendí tantas cosas, ese lugar que me dio mi primer amor, con quien sigo hasta ahora, deje a la facultad y sobre todo a mis compañeros, que terminaron convirtiéndose en mis amigos.
Y cuando digo que deje oficialmente la universidad, me refiero a que pague los 25 soles respectivo por retiro temporal, hasta cuando vea conveniente regresar, y también, porque fui a donde mis ex compañeros y les dije que no escribiré mas por plata y ni por amistad. No les ayudare a hacer sus trabajos porque ahora estoy en otra cosa. Mi deber ahora es ingresar a Medicina y ser psiquiatra, ser lo que siempre quise ser, por eso debo olvidarme de las demás cosas.


Y volví otra vez a escribir en papeles que termino extraviando.