lunes, 16 de marzo de 2009

LOCURA DE UN MAL SUEÑO

Se escucha la lluvia en el viejo techo, su suave sonido me refresca, hace que el día se me vuelva menos indiferente; no, no es la lluvia, es el sol que revienta la pintura de la calamina en el techo. El sol es maravilloso, ver un colorido amanecer en esta parte de la región es una sensación gratificante e inexplicable, satisfactoria. Pero hoy, no me hace tanta gracia tener un día soleado, mi cabeza esta a punto de estallar en mil pedazos de tanto dolor, y el calor insoportable de mi ciudad no me ayuda mucho, ni hace nada para hacerme sentir mejor.

Desde esta última carpeta unipersonal, teniendo al frente unos compañeros exponiendo un tema - me aburre todo – puedo ver tras la ventana de este salón, antenas de líneas telefónicas, árboles de castañas con sus frescas hojas verdes bañadas con el rocío del mañana; se puede ver la ciudad tomar un color dorado por el asombroso sol. La luz de este día me marea, estoy sintiendo sueño, son las seis y treintaitres de la mañana, hoy me acosté a las 4 de la madrugada, no dormí nada, todo por estudiar para dar una mala exposición, para que el profesor no valore nuestro trabajo y nos mande a sentar al grupo completo poniéndonos la mínima nota, no se si es justo, pero hay que respetar las decisiones, aunque mal nos parezca. Mis ojos me están pesando y duelen, están irritados como si hubiera amanecido en una pichanguita fumando marihuana con mis patas malogradazos igual que yo; hablando de eso, no saben como quisiera un poco de la rica marihuana ahora, para que me ayude a sacar toda esta ira acumulada en toneladas dentro de mi insignificante alma; la mayoría se siente bien cuando se droga, yo detesto más, hago mas hígado cuando estoy estón. El aire de la madrugada esta acumulado en cantidad en mi cabeza, estoy recontra mareado, siento sueño. . .


- ¡Qué haces con ese cuchillo! Me asustas mamá
- ¡Te odio con toda mis fuerzas, si no hubieras nacido, yo sería feliz!
- Mamá soy tu hijo, tu bebe, tu pepe grillo
- Tú no eres nadie, siempre fuiste un estorbo para mí, me obligaron a tenerte, eres un error, te quiero ver muerto.
- ¡Mamá! que dices.
No lograba entender lo que estaba pasando, mi mamá se había vuelto loca. Gritaba desquiciada exigiendo verme muerto.
- Estoy cansada de verte fumando, drogándote como todo un vicioso, eres igual que tu padre.
- Pero si no tengo padre. Le respondí
- Lo se, cuando era tierna me violaron unos pandilleros fumones mientras volvía de la universidad, eres igual que uno de ellos.
Era la primera ves que escuchaba esa confesión, ahora comprendía el porque vivíamos solos, el porque nunca conocí a mi papá.
- Si no me hubiera pasado esto, ahora mismo estaría casada, con un esposo maravilloso y unos hijos hermosos, viviendo lejos de esta ciudad, y no como tú, desperdiciado, error de la vida.


Yo no sabía que decir, me sentía triste o mas que eso, no tenia palabras exactas para responder, solo me limitaba a escuchar las confesiones de mi madre, perplejo, que gritaba con toda fuerza por toda la concina, con un cuchillo en la mano, amenazándome de muerte. Estaba parado e inconsciente, asustado, atrapado en mi propia casa, por mi propia madre loca. Reaccione cuando sentí su cuerpo lanzarse sobre el mío, tratando de cortarme y destrozar mi vida, la agarre con todas mis fuerzas de las dos muñecas y luchamos, a pesar de ser joven, sentía que ella tenía mas fuerza que yo, como si una legión demoniaca dominara su ser. Me empujo hacia la pared, choque en el interruptor y la luz de toda la cocina se apagó, no se podía ver nada, solo se podía escuchar los gritos desesperados de mi madre, que deseaba matarme; ella encima mío con el cuchillo en la mano, yo esquivando al cuchillo, botando los brazos de mi madre de un lado a otro. Luego sentí que luchaba con la nada, ya no sentía a alguien sobre mí, y menos tratándome de hacerme daño. Prendí la luz, y vi en cuadro horroroso, espantoso para todo ojo humano y misericordioso.

- Mamá, levántate, ¡mamá!,

Gritaba yo en la cocina, sin muchas fuerzas, con las piernas a las justas equilibrándose en el suelo, con todo el cuerpo tiritando del miedo al ver el cadáver en el piso todo agujerado y hecho a pedazos por las puntadas del cuchillo, la sangre se veía del mismo color de mis manos y mi ropa; rojo pasión - rojo sufrimiento; sí, había sangre por todo mi cuerpo también, solo que yo no tenía cortes, que ironía, no tenía cortes ni rasguños, duele estar parado observando ese cadáver, preferiría estar en su lugar y haber aguantado el dolor de las apuñaladas, tal ves así me ganaba un lugar en el cielo; y no estar sintiendo este malestar de asesino, que separó una hoguera privilegiada en el infierno. Por un instante no supe que hacer, me quede contemplando la escena. Me acerqué al cadáver de mi madre y puse el cuchillo que estaba agarrando entre sus manos, limpie un poco la sangre que había en el piso, trate de llorar pero no pude, mis lágrimas estaban endurecidas, sin ganas de mojar mis ojos nublados de la desesperación. Fríamente, fui al baño y trate de limpiar mi cuerpo, era fácil hacer eso, limpiar el cuerpo mas no, el alma; así que volví a la concina, y ya empezaba a sentir el peso de culpa, cogí un mantel, el mas largo que había, lo enrede de largo, lo ate al tragaluz de la ventana, y con todas las ganas de estar muerto también, ate una punta del mantel a mi cuello; parado sobre una silla, empecé a contar hasta tres, uno, dos, tres, bote la silla por un lado y mi cuerpo quedo flotando en el aire.
“quisiera ser un ave y volar en el inmenso e infinito cielo, partir de una buena vez y no sucumbir en el lago de las penas”. . .

. . .

- Joze, Joze, despierta, las exposiciones terminaron, despierta amigo.


Levante la cabeza, vi al profesor explicando todos los temas expuestos, de las cuales no escuche ninguno. Desperté con los mismos ojos pesados, con el mismo mareo de la cabeza y ahora sí, con ganas de sentir calor, con ganas de dejarme quemar por los rayos del sol.
Bostece aliviado por dos cosas: el primero, porque nos dieron una segunda oportunidad para mejorar nuestra exposición la clase siguiente, y el segundo, el mas importante, porque todo era solo un sueño loco.

Gracias – no se a quien va estas gracias – pero gracias, porque solo fue eso, la locura de un mal sueño.